
Chiyo se hace amiga de Calabaza, una muchacha que llevaba unos meses más que ella en la okiya, las dos comenzarán su aprendizaje como Geishas, hasta que Chiyo se ve relegada a sirvienta cuando intenta escapar junto a su hermana.
Su breve encuentro con el próspero y benevolente señor Presidente consigue cambiar su suerte. A partir de ahora Chiyo hará todo lo que pueda por conseguir un lugar a su lado.
Chiyo consigue llamar la atención de la geisha con más éxito en Gion, Mameha, a la que Hatsumomo (la geisha de la okiya en la que vive Chiyo) desprecia porque la supera en cada aspecto y a la que no puede vencer, porque Mameha ha obtenido su independencia como geisha, mientras que Hatsumomo aún no.
Mameha adoptará a Chiyo y la preparará para convertirse en la mejor geisha, superando a Hatsumomo, la cual hará lo imposible por desprestigiarla.
Director: Rob Marshall
Actores: Zhang Ziyi, Ken Watanabe, Gong Li, Michelle Yeoh, Suzuka Ohgo, Cary-Hiroyuki Tagawa, Youki Kudoh
Opinión Personal:
Esta es una de mis películas favoritas, desde que la vi en 2005 en el cine no pasa un año sin que la vuelva a ver, lo sé, soy una exagerada, pero no puedo remediarlo, me encanta, me llegó al corazón desde el primer momento y cada vez que la veo consigue cautivarme como la primera vez.
Ayer por la tarde me senté en el sofá, hice palomitas, me puse cómoda y me dispuse a ver la película.
Cuando la veo me sumerjo completamente en la historia y la cultura japonesa de la época, la cual me encanta.

Toda la esfera que envuelve a las geishas es como un ritual, todo tiene que ser perfecto, tienen que actuar de forma sumisa, tienen que ser sensuales, ser capaces de atraer la atención de un hombre con solo mirarlo, tienen que saber bailar, tocar instrumentos, manejar los abanicos... ser Geisha es un arte. Pero no todo es bonito. Tienen que sufrir y mucho, ya no solo físicamente, también emocionalmente, porque una geisha no se puede permitir el lujo de amar.
Han sabido reunir en la película la esencia del libro en el que está basada. Los actores bordan los papeles, hacen que me sumerja en la película y no me dé cuenta de lo que sucede a mi alrededor.
Le recreación de los escenarios es perfecta, las típicas casitas japonesas pegadas, sin apenas espacio en las calles. El vestuario de la época, tan característico y tan perfecto...
Y por supuesto la historia de amor, no podía faltar.
Cómo nuestra protagonista sufre porque ve como aquello que quiere se aleja, cada vez más y no puede hacer nada para remediarlo. Ese amor que surge en una chiquilla y que continúa con el paso de los años. Ese amor en el que no importa la diferencia de edad, ni el ser el segundo plato, en el que lo único que importa es estar junto a la persona que quieres, un amor puro, limpio, inocente.
Como veis, no le pongo ningún pero, porque no se lo puedo poner, es una película que me llegó hondo y no puedo hacer otra cosa que recomendarla.
The End.